Snapchat, como suele ser habitual en esto de las redes sociales, lleva años desarrollándose en USA, y tiempo después comienza a destacar en España. Su targetes sobre todo gente joven y adolescente, aunque desde hace un tiempo cada vez más gente mayor la utiliza, muchos creen que puede traer nuevas oportunidades al sector B2B. El tiempo pone las cosas en su sitio. Son muchos amigos y conocidos los que me han preguntado últimamente por Snapchat, por eso este artículo viene a resolver algunas dudas.
¿Qué es Snapchat?
Snapchat es una aplicación móvil de mensajería basada en video y fotografías. Respecto a otras aplicaciones de mensajería la diferencia es que aquí los contenidos tienen fecha de caducidad. Por eso hay que distinguir entre dos tipos de contenidos:
Mi historia
Mediante “mi historia” podemos compartir fotografías y videos con una periodicidad de 24 horas, pudiendo ser vistas por los usuarios que nos siguen. Al mismo tiempo, nosotros podremos ver las historias de nuestros amigos.
Mensajes a usuarios
A través de mensajes a usuarios podemos enviar una fotografía o un video que sólo lo verá el usuario/s que seleccionemos.
Las fotografías tendrán una visibilidad de 1 a 10 segundos, duración que podemos modificar a la hora de publicar la fotografía. Los videos pueden durar un máximo de 15 segundos.
Snapchat permite agregar ciertas dosis de creatividad a las fotografías, añadiendo textos, emojis, filtros o pudiendo dibujar sobre las fotografías. En los videos tenemos unos efectos llamados “lenses”, aunque su disponibilidad, actualmente, está restringida.
Aunque existen muchas aplicaciones de mensajería, Snapchat es la única enfocada en un contenido que no sea texto con éxito. Debemos contemplarla no sólo como una red social más, sino sobretodo como una app de mensajería, que mediante “Mi historia” puede dar alcance masivo a los contenidos, en función del número de personas que nos hayan agregado.
¿Cómo nació Snapchat?
Snapchat nació en 2010 de la mano de tres estudiantes de Stanford: Artur Celeste, Bobby Murphy y Reggie Brown. Su app fue presentada como proyecto de final de asignatura. Es curioso que a sus compañeros lo que no les gustó fue que los contenidos tuviesen caducidad.
Desde su nacimiento ha recibido interesantes ofertas para su adquisición, como fue la de Facebook por 3.000 millones de dólares para su compra.
¿Por qué debería aprender a usar Snapchat?
Seguramente todos los interesados en el mundo de la comunicación social sabréis que este servicio crece de forma vertiginosa, en número de usuarios, público joven, no diría yo “millennials”, lo que es un atractivo de cara al futuro. Parece cierto que algunas redes sociales están en declive y los servicios de intercambio de comunicación entre particulares son como una calle llena de bares en que la gente pone de moda uno, y cuando se abre uno nuevo cambia la moda.
Construir canales de comunicación específicos para la industria de los medios supone una forma diferente de distribuir, pensar y razonar, para ello es importante saber cómo se construyen los contenidos de noticias y entretenimiento multimedia. Snapchat propone propuestas de contenido orgánico verdaderamente interesantes con un potencial muy atractivo para la mentalidad de los creativos publicitarios. También para el desarrollo de conceptos publicitarios más orientados a entretener y capturar atención que a interrumpir.
Snapchat es complicado de aprender, ya que tiene una “usabilidad pésima“. Al empezar a usarlo pensé si sería algo debido a la edad y si me estaría pasando como a mi madre, a quien tuve que enseñarle a programar su video para grabar sus programas favoritos. Hablando con algunos amigos menores de 30, me dicen lo mismo. Y ¿para los menores de 20? Aun no tengo muchos datos, pero en breve los tendré. Quizás pueda ser un freno para su expansión.
O igual no. Es difícil aprender, pero igual es que sus creadores realmente desean que se convierta en un proceso de descubrimiento. A medida que he ido viendo snaps no hacia más que preguntarme, “cómo se hace eso”, y buscar en Google totorales para dar con este tipo de hallazgos.
Snapchat tiene un gran potencial para crear narrativas y mantener la atención si una mente creativa se pone a ello. El conocido como “perfil” en otras redes sociales, aquí es llamado “mi historia”. No tanto por los elementos de diversión de los filtros repletos de efectos deformadores de los rostros sino porque realmente se pueden encadenar imágenes y videos con suficientes elementos de soporte gráfico como para crear un hilo conductor poderoso.
Por cierto, adiós a los elementos básicos del mundo del hipertexto, aquí no hay enlaces ni etiquetas.
Para que puedas triunfar en un chat hay que trabajar el contenido; sino mira lo que le pasa a Twitter. El argumento para que los medios construyan sus verticales en snapchat: “This is not social media. Social media companies tell us what to read based on what´s most recent or most popular. We see it differently. We count on editors and artists, no clicks and shares, to determine what´s important“. La obsesión de Snapchat por editorializar y crear contextos para las intervenciones de los usuarios tiene aspecto de ser muy acertado.
La vinculación con el tiempo real es muy fuerte, ese mundo que pertenece o pertenecía a twitter. La forma de enfrentarlo de uno y otro es completamente diferente y son usos complementarios. Con una buena masa crítica de usuarios en el mundo van por el buen camino de poder convertirse en competencia real en este aspecto por el dinero publicitario sobre todo para los contenidos de entretenimiento, deporte y estilos de vida.
¿Y para las empresas pequeñas?
Por el momento tenemos otro soporte publicitario en un medio digital, poco susceptible de crisis de reputación por su contenido tan estructurado, con mucho atractivo para los creativos publicitarios y que puede adquirir preponderancia en las siguientes cohortes de población, que aún no disponen de tarjeta de crédito. He leído que buscan un modelo de micropagos. Sumandos a la evolución de los servicios de comunicación personal en el móvil para incluir operativas integradas.